A menudo se confunde la estimulación cognitiva, sea temprana (cuanto antes) o no (a lo largo de la vida), con la sobrecarga y el estrés de la vida actual por exceso de actividades y uso de pantallas. Pero eso poco o nada tiene que ver con la estimulación cognitiva, que es muy recomendable para manener el cerebro sano a lo largo de la vida y para desarrollar la inteligencia en los primeros años de vida. Estimular nuestra vida con actividades diversas, desde la lectura, tocar un instrumento, aprender sobre cualquier materia que nos interese, aprender un deporte, un nuevo idioma, etc., es dar alimento a nuestro cerebro; y con el debido descanso y alimentación, no se satura, no, bien al contrario, se desarrolla sana y magnificamente, casi hasta el infinito… He aquí una cita del gran científico español Santiago Ramón y Cajal para describirlo mejor:
“La Naturaleza nos ha otorgado dotación limitada de células cerebrales… Por compensación feliz, se nos ha concedido el inestimable privilegio de modelar, ramificar y complicar las expansiones de estos elementos para combinar casi hasta el infinito las asociaciones reflejas y las creaciones ideales.”
Charlas de Café. p. 184.
En la estimulación temprana no tiene por qué usarse ningún dispositivo electrónico, ni hace falta apuntar al niño a ninguna actividad extraescolar si él no quiere. Es una errónea percepción que se tiene de la estimulación temprana que, hecha correctamente, solo busca mejorar el desarrollo físico y cognitivo del niño, al tiempo que se mejora el vínculo afectivo entre padres e hijos.
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